El concepto de stakeholders o grupos de interés, se remonta a mucho tiempo atrás: 50 años al menos. Sin embargo, sus raíces van aún más lejos. El concepto de stakeholder o grupo de interés responde a la idea de huir de la perspectiva de tomar en consideración únicamente los intereses del accionista para incorporar también las inquietudes de otros públicos como los colaboradores, los clientes, los proveedores, las comunidades entre otros. Es por ello que, el poder o la influencia de los stakeholders en el devenir empresarial o gubernamental es fundamental, pues sus decisiones de compra, de inversión, la elección de trabajar o no para una determinada empresa, o de movilizarse a favor o en contra, entre otros comportamientos determinará su supervivencia o su grado de influencia o de decisión.
Para continuar y prosperar, las empresas deben desarrollar su resiliencia y mejorar su licencia social, a través de un mayor compromiso con la creación de valor sostenible a largo plazo que abarque las demandas mas amplias de las personas y el planeta (y por tanto de los distintos o diversos stakeholders).
En tiempos actuales nos enfrentamos a todo un conjunto de crisis sociales, económicas, de salud, medio ambientales y de confianza en los temas de gobernanza, rendición de cuentas y transparencia. Y una de las respuestas mas optimas a estos desafíos es que todos los actores de la sociedad consideraran algo mucho más que sus propios intereses y de corto plazo. Tengamos en cuenta que las economías, las sociedades y el medio ambiente están estrechamente relacionados tanto ahora como hace 50, 60 o 70 años. Por lo tanto, el modelo al que aspiramos es de naturaleza e impacto global, y los dos principales interesados también lo son (las personas y el planeta).
En el corazón de este ejercicio está la creencia de que la interrelación de los económico, lo ambiental y los factores sociales son cada vez más importantes para la creación de valor empresarial a largo plazo.
Ahora reconocemos que la salud del planeta depende no solo de las decisiones individuales o nacionales, sino de la suma de las decisiones tomadas por actores de todo el mundo. El planeta es, por tanto, el centro del sistema económico mundial, y su salud debe optimizarse en las decisiones que tomen todos los demás interesados. Podemos igualmente observar similar interconexión para las personas que habitan este planeta. El bienestar de las personas en una sociedad afecta al de las otras, y corresponde a todos nosotros, como ciudadanos del mundo, optimizar el bienestar de todos, del clima, y del planeta. Un ejemplo coyuntural/estructural, todo esto ha sido el efecto pandemia global consecuencia del Covid-19, donde quedo demostrado una vez más, esta interconexión global, y del hecho de que nadie esta a salvo y bien, hasta que todos lo estemos.
Tengamos en cuenta que las partes interesadas o stakeholders clave y sus objetivos o expectativas son de: beneficios, propósito, conservación, sostenibilidad, prosperidad, buena gobernanza y paz.
Y para garantizar que tanto las personas como el planeta prosperen, cuatro partes interesadas o stakeholders clave desempeñan un papel fundamental. Ellos son:
Gobiernos (de países, estados o comunidades locales), Sociedad Civil (desde sindicatos hasta ONG, desde escuelas y universidades, hasta grupos de acción), Empresas (constituidas por el sector privado, ya sean autónomos o independientes, o grandes empresas multinacionales), Comunidad Internacional (formada por organismos internacionales como la ONU, OMS, etc. así como organizaciones regionales como CEPAL, UE, ASEAN). Todas estas partes interesadas consisten fundamentalmente en personas y hacen uso del planeta. No es de extrañar, entonces, que todos queremos optimizar el bienestar de todos nosotros y del medio ambiente. Pero igualmente, debe quedar claro que tienen objetivos específicos que los convierten en organismos distintos en primer lugar.
Los gobiernos se centran en crear la mayor prosperidad posible para el mayor número de personas.
La sociedad civil existe para promover los intereses de sus constituyentes y para dar un significado o propósito a sus miembros.
Las empresas tienen como objetivo generar un excedente económico, medible en beneficios a corto plazo, y la creación de valor a largo plazo a largo plazo.
Y el objetivo general de la comunidad internacional es preservar la paz.
Conduce al modelo de partes interesadas tal como lo conocemos hoy, válido en cualquier parte del mundo. Cuando el bienestar de las personas y el planeta están en el centro de los negocios, los cuatro grupos clave restantes de partes interesadas contribuyen a su mejora. Como todos estos grupos y sus objetivos están interconectados. Uno no puede tener éxito si los demás fracasan.
Los principios ASG (ESG, por sus siglas en inglés) fueron introducidos en la agenda global desde enero de 2004, cuando el entonces secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, llamó a los CEO’s de las 50 empresas financieras más grandes del mundo a incluir estos elementos para el manejo responsable de los negocios. En el presente, 17 años después, dichos temas han adquirido una relevancia mayor.
A manera de recordatorio, tengamos siempre en cuenta que la sostenibilidad se rige bajo el principio de asegurar las necesidades del presente sin comprometer las necesidades de las generaciones futuras, siempre sin renunciar a la protección del medioambiente, el crecimiento económico y el desarrollo social. La emergencia climática de los últimos tiempos en el pasado siglo y el presente más reciente, nos obliga como consumidores o bien como stakeholders a replantear los hábitos de vida y urge a empresas e instituciones a cambiar su propósito hacía una economía no lineal (sino más bien circular) e inclusiva que tenga en cuenta lo social, lo ambiental y aspecto de gobernanza y transparencia.
El cumplimiento de los temas ASG no es solo tarea de las empresas, sino también de inversionistas y del gobierno. Por el lado de las organizaciones, sus estrategias en la materia deberán estar alineadas con su core business (línea de negocio), así como a gestionar y a reportar de mejor manera todo lo relativo a su responsabilidad social, ambiental y de gobierno corporativo.
Durante el ejercicio pasado, y ya en 2021, ha tomado fuerza una idea que llevaba latente desde mucho antes: el capitalismo de los stakeholders o grupos de interés. La crisis de confianza actual y la incertidumbre de la coyuntura han demostrado que mirarse el ombligo no es suficiente.
Tampoco es casualidad que en la agenda de Davos de 2021 se haya incluido el capitalismo de los stakeholders y que Klaus Schwab -presidente del World Economic Forum– haya publicado recientemente un libro con ese mismo nombre. Pensar en el corto plazo y sin tener en cuenta a los grupos de interés o el impacto de nuestras acciones en el futuro nunca fue una opción, pero sí quizás el camino más fácil -o interesado-.
Marco García Director Asociado de Advisory
BDO Panamá & Clúster Centroamérica
